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jueves, 4 de octubre de 2012

El teatro de Lorca y "La casa de Bernarda Alba"

“¿Qué es el teatro? Una especie de máquina cibernética. Cuando descansa, esta máquina se oculta detrás de un telón. Pero a partir del momento en que se descubre, empieza a enviarnos un cierto número de mensajes. Estos mensajes tienen una característica particular: que son simultáneos, y sin embargo, de ritmo diferente; en un determinado momento del espectáculo recibimos al mismo tiempo seis o siete informaciones (procedentes del decorado, de los trajes, de la mímica, de sus palabras), pero algunas de estas informaciones se mantienen (éste es el caso del decorado), mientras otras cambian (la palabra, los gestos); estamos pues ante una verdadera polifonía informacional, y esto es la teatralidad: un espesor de signos(…)”. Barthes, Roland, Ensayos críticos.
El Teatro de Federico García Lorca

Ya conocimos su vida y su obra a través del documental que nos habló tanto de su persona como de su época. Por eso ya estamos listos para instalarnos en sus textos, lugar esencial donde el escritor se muestra en su totalidad. Leeremos La casa de Bernarda Alba, su última creación dramática, finalizada dos meses antes de su muerte. Él alcanzó solamente a leérsela a algunos amigos, porque no pudo verla representada.


Lamentablemente no hay muchas consideraciones personales acerca de esta obra, como acostumbraba a hacer siempre de sus textos. Pero las que dejó en cartas, conferencias y entrevistas sobre el teatro en general, nos es de valiosísimo aporte para conocer sus ideas sobre el género.





¿Qué es el Teatro para Federico?

 “Un pueblo que no ayuda y fomenta su teatro, si no está muerto, está moribundo, como el teatro que no recoge el latido social, el latido histórico, el drama de sus gentes y el color genuino de su paisaje y de su espíritu. Con risa o con lágrimas, no tiene derecho a llamarse teatro, sino sala de juego, o sitio para hacer esa horrible cosa que se llama matar el tiempo”. Federico García Lorca



 “El teatro fue siempre mi vocación. He dado al teatro muchas horas de mi vida. Tengo un concepto del teatro, en cierta forma personal y resistente. El teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana. Y al hacerse habla y grita, llora y desespera. El teatro necesita que los personajes que aparezcan en la escena lleven un traje de poesía y al mismo tiempo que se les vea los huesos, la sangre. Han de ser tan humanos, tan horrorosamente trágicos y liados a la vida y al día con una fuerza tal, que muestren sus traiciones, que se aprecien sus dolores, y que salga a los labios toda la valentía de sus palabras llenas de amor o de ascos […]”. (Entrevista de Felipe Morales a García Lorca, 1934 (En Obras Completas, Ed. Aguilar, Madrid, 1955, pág. 1634).




La casa de Bernarda Alba (1936)
 
Es éste un drama de las mujeres en los pueblos de España tal y como lo subtitula Lorca: un retrato que refleja con realismo la condición de la mujer en la España rural. Sin embargo el drama no se agota ahí, porque el escritor apunta a un conflicto universal, a la esencialidad de las pasiones humanas y la eterna oposición de fuerzas: la ilusión y el deseo versus la realidad / autoridad; el orden versus la libertad.



Federico García Lorca accede, como ocurre en su poesía, de lo local a lo universal: el realismo queda trascendido sustancialmente en tanto que la obra no se queda en la pintura costumbrista… va más allá de lo folklórico y localista. La obra está cargada de dimensiones simbólicas: el pozo, el río, el caballo, el bastón, el vestido verde, el calor sofocante. La hipérbole y el simbolismo se hacen verosímiles en un ambiente realista y con un desarrollo realista, pero a su vez el “realismo” queda trascendido por el simbolismo… En un marco realista perfectamente reconocible (la Andalucía rural de los años treinta o la tragedia de una muchacha contrariada) es la tragedia de un ser humano que intenta realizar sus ilusiones y fracasa al chocar contra una realidad hostil… Capta la realidad universal de las pasiones humanas. Éste es el reclamo poético al que nos tiene acostumbrados Lorca, el realismo simbólico: él pretendía del teatro que fuera “poesía que se levanta del libro y se hace humana”.

Ahora sí… estamos listos para leer y analizar esta maravillosa obra. ¡Y la disfrutaremos aún más cuando la veamos en escena próximamente!


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